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miércoles, 24 de noviembre de 2021

YO, EL ÁLAMO Y LA RESILIENCIA

Hermoso Álamo tu querías ser servil...tu ahora sabes que para ser servil al prójimo primero se ha de experimentar lo que te conduce a la empatía. 

 Álamo tu querias y deseabas ser de ayuda, pero este "lugar" otorga deseos que tienen un precio, aceptaste el precio y sin querer ni poder zafarte de ese precio lo pagaste año tras año ... una Y otra vez estación tras estación...te inundaba cada tormenta toda su se lluvia se derramaba sobre ti y en honor a tu propósito te creaste la fantasía de que cada gota de lluvia, eran lágrimas que provenían de seres celestiales que habían soltado su dolor y que en el acto de expulsarlo de ellos lo arrojaron "aquí abajo" sin importarles quién sería víctima de su inmaduro desprendimiento... con indiferencia y mirando ha otro lado tiraban sus lágrimas hacía abajo y se evadian de su responsabilidad.

 Y entonces hermoso Álamo te diste cuenta de que no estabas solo, viste que ese dolor en forma de lluvia no solo lo recibiste y lo acogiste tu, también lo acogieron los seres humanos que como traseuntes pasaban, corrían y paseaban debajo de ti e inconscientes de la realidad y también impregnados por esa lluvia que llegaba a ellos, después de ser frenada por tus hojas, el triste sentimiento de dolor que los seres celestiales habían rechazado también caía sobre ellos llevándoselo puesto humedamente en sus vidas...

 Yo pasé por allí y me detuve para admirarte para sonreirte y para sentirte, me entregué al refugio de tus ramas y de tus hojas. Y así fue como tu y yo acogimos de los ángeles los residuos de su debilidad... tu fuiste el primero en recibir esa lluvia... 

 Mi hermoso Álamo tuviste que escoger entre morir por las inclemencias y adversidades o aceptarlo como un dolor ajeno y desprendido voluntariamente, pero de la misma forma arrojado sobre las vidas que están expuestas a las vicisitudes de una vida que cambia cual vertiginosa peonza que es lanzada con impetusa fuerza con la intención de que su giro sea lo mas durable posible... o tomar la antorcha del sufrimiento, encontrar y vivir una emoción, un sentimiento y no derrumbarte y no dejarte llevar cual tronco muerto a la deriva y jaleado con violenta prisa conducido a la intempestad de la corriente del rio, y de la existencia y ser como un moribundo junco chocado contra cada diminuta piedra y cada prepotente y enorme roca...terminando a ser pequeños pedazos con los que el agua del río creyéndose victorioso depredador juega en sus trayectos mas tranquilos... Siempre hay otra opción y tu escogiste... los dos escogimos por igual, No nos quedamos a esperar a que pasará la tormenta diciendo"ya saldrá el sol"  ¡NO, NO NO NO! nosotros ATRAVESAMOS la tormenta y encontramos el lugar donde luce el  sol, escogimos aprender la moraleja y hacerla una lección de vida que compartir con los visitantes del camino .

 Mí querido y hermoso Álamo justo antes de morir sabrás que irremisiblemente serás tragado por el mar y jamas serás encontrado... y yo acabare siendo grises cenizas diluidas en ese mismo mar... 

 Solo seremos OLVIDO para todos y como todos. 

 Pero ¿recuerdas? estamos bautizados por la misma malavenida agua de lluvia celestial, tu no has venido "aquí" para eso y yo tampoco... Yo y tú hicimos de esas lágrimas celestiales. Empatía...
 comprensión...
 compasión... 
 AMOR... 

 Mí querido Álamo, la adversidad de la vida no me derrumbó totalmente, hice del sufrimiento la energía de la cual fortalecerme, hice combustible de cada gota de lluvia dolorosa que se nos arrojó para tomar energía y levantar el puño... 

Ya no cabía más lluvia en mí... 
Saque coraje y gritando mas que la tormenta impuse mí determinación y así, con el alma, el cuerpo y la mente inundadas de dolor celestial avance. 

 Y si, hoy la inclemencia y la adversidad sigue lloviendo de vez en cuando porque es parte de esta vida y porque es cobarde y continúa arrojándose sobre nosotros pero jamás jamás jamás obtendrá de nosotros mi querido y hermoso Álamo ni un ápice de derrota porque no escogimos la rendición ni la derrota ni el fracaso ni la impotencia, escogimos levantarnos sonreír sacar fuerzas y optimismo, escogimos ser grandes fuertes y hermosos, escogimos la opción del "yo puedo" escogimos aprender para la posteridad y para el prójimo. 

 Y así es como transformamos las inclemencias y las adversidades en RESILIENCIA.

 Betfague Magdala

FOTO : Betfague Magdala