No conoces el acento de mis pensamientos.
No conoces el roce de mi mirada.
No conoces el tacto del abrazo de nuestras manos mientras nuestros pies caminan.
No conoces el ritmo de mis labios en una lluvia de besos.
No conoces tú intromisión en mis deseos.
No conoces lo que veo cuando el mundo está cerrado.
No conoces a que me sabe imaginarte...
No conoces a que huele mi voz...
No conoces la medida de mi sonrisa cuando llegas a casa.
No conoces que mi piel te responde y te oye cuando por mi sucumbes a la tuya...
Más si conoces que en la noche somos el mar , soy y eres la fuerza de la tormenta llegando al momento álgido que provoca la ola perfecta...
Sí, conoces tras el impetuoso choque de entrega , la inmensa ola alcanzando el éxtasis más alto...
Y SÍ conoces cuando el latir más intenso que se ha adueñado de nosotros, comienza a menguar a menos...a menos...
Cada latido nuestro va más despacio...hasta ser los dos en la madrugada una fina sabana de diminutas, lentas ... y... breves y tranquilas caricias de sal de espuma y arena, consumidas en la playa de nuestros amantes cuerpos que han alquilado un espacio y un tiempo en la isla de los sueños...
Al amanecer volverán esas cosas que no conoces de mi, al igual que yo no conozco a quien le escribo esto...
Betfague Magdala