Ví caer incontables plumas blancas... Las ví a través del cristal líquido y salado que brota de mis ojos... Esa intensa lluvia confundió mi visión y creí ver todo el espacio vacío ocuparse por incontables e inocentes plumas blancas .
Blancas plumas y blancos copos de hielo, caían lentamente, me dió la impresión de que antes de finalizar su viaje, antes de acabar su breve trayectoria deseaban alcanzarse, tocarse y acabar fundidos entre si para consumirse mezclados y unidos.
Y tonta de mi queriendo de alguna manera ayudarles, una de mis manos se abrió y la otra correspondió buscando su tacto y me imagine que era la tuya...se encontraron y se acariciaron, se estrecharon con el anhelo de no separarse jamás...no soltarse nunca, tal y como habían ansiado desde la eternidad del pasado, la brevedad del presente y el infinito del futuro.
¡QUERÍA, DESEABA CON TODAS MIS FUERZAS! que a pesar de la adversidad de la vida a pesar del ingobernable tiempo y a pesar de la cruel distancia, aquellos copos de nieve y aquellas blancas plumas se encontrarán y se unieran como nuestras manos...
Pero ninguno logró el más mínimo roce, se consumió el tiempo y la oportunidad...en su intento les ví danzar, les ví jugar y también luchar contra la gravedad que inexorable les precipitaba a su final contra el gris asfalto ...
Blancas plumas muertas, blancos copos de hielo muerto... Los ví y me hizo recordar a nosotros...
BETFAGUE MAGDALA
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